Un proceso de la socialización de los cachorros consiste en saber controlar la fuerza de su bocado o mordedura. Cuando aún están con sus hermanos y su madre  serán ellos los que les enseñarán hasta qué punto aceptan la mordida, quejándose y respondiendo. Se van marcando límites.

Igual ocurre cuando el cachorro llega a casa, creo que no he conocido ningún cachorro que no tenga tendencia a jugar mordisqueando, lo ha hecho con sus hermanos y quiere seguir haciéndolo con nosotros, pero debemos poner límites.  Los juegos debemos marcarlos nosotros,  poner reglas, y tener siempre claro que sean juegos y no luchas. Si el cachorro muerde demasiado fuerte hay que decir un No rotundo y dejar de jugar con él, ha roto una regla que es no morder. Nuestro cachorro aprenderá bien nuestros límites si somos constantes, es decir, ante igual comportamiento del cachorro igual reacción por nuestra parte, manteniendo la calma en todo momento, sin gritar, pero siendo tajantes.