A pesar de ser una raza encantadora todos los perros necesitan tener una socialización adecuada desde cachorros para que no se produzcan problemas en el futuro.
Los criadores responsables desde bien pequeñitos los cogen para que sientan la piel humana, vayan reconociendo el olor y a partir de los 21 días de edad también la voz. Al principio el cachorro se comporta con “su amo” como con su madre. A partir de las cuatro semanas va reconociendo su posición en el grupo, con sus hermanos y su madre y realiza los mismos comportamientos con las personas. Sin embargo a partir de las seis semanas puede aparecer la sensación de miedo hacia las personas, comienzan a diferenciar los unos de los otros y es aquí donde hay que centrarse especialmente en el proceso de socialización.
Debemos ser dulces tanto respecto a nuestra voz como a nuestros movimientos cuando nos acercamos a un cachorrito a partir del mes y medio y hasta los dos meses y medio/tres. Hay que transmitir confianza y cariño, es una etapa clave que si se realiza mal puede marcar el posterior desarrollo social del shih tzu.
No debemos admitir en ningún caso que nos entreguen cachorros con menos de dos meses de edad porque el contacto con sus hermanos y madre hasta ese tiempo será básico para su posterior socialización con sus congéneres, no porque el cachorro lo tengamos antes nos va a querer más, ni va a estar mejor educado.
Es importante que los cachorros cuando llegan a casa se enfrente a estímulos, para evitar miedos futuros, es decir el ruido de la calle, el contacto con otros perros, etc. Muchas veces se plantea el problema de que al no tener puesta aún la tercera vacuna nos de miedo que puedan coger alguna enfermedad si los exponemos demasiado, respecto a esto hay que tomar ciertas precauciones:
Dejarlos jugar sólo con otros perros que conocemos, que sepamos que están bien cuidados, no tienen ninguna enfermedad, están bien desparasitados y están equilibrados (un susto en el cachorro ante algún ataque puede marcar seriamente su comportamiento futuro)
Podemos sacarlos a la calle en brazos, para que se vayan habituando a los ruidos, a que distintas personas les acaricien, etc.
Podemos dejarlos jugar con niños, siempre y cuando hayamos marcado bien los límites de los mismos, enseñándoles cómo los deben coger, tratar, etc. y estando atentos, sobre todo con niños de corta edad, de que nuestro shih tzu no se siente agobiado o que corre algún peligro.
Es bueno llevarlos con nosotros a casas de amigos y familiares, para que sepan que a pesar de que tienen su núcleo familiar el resto de personas también son sus amigos y que no deben sentir miedo ni por ellos ni por su familia.
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